Poemas, cuentos y leyendas de dominio público con análisis e interpretación original de Venus Maritza Hernández. Respeto y amor por los clásicos.
lunes, 16 de junio de 2025
Ángela Grassi – Una voz femenina pionera en la literatura española del siglo XIX
Horacio Quiroga – El narrador de la selva y el alma humana
Horacio Quiroga (1878–1937) fue uno de los cuentistas más notables de la literatura hispanoamericana, un narrador cuya vida y obra estuvieron marcadas por la tragedia, la intensidad emocional y una profunda conexión con la naturaleza, especialmente con la selva misionera de Argentina, que se convirtió en el escenario inconfundible de muchas de sus historias.
Miguel de Unamuno: el pensador de la duda y la palabra viva
Miguel de Unamuno fue uno de los más influyentes escritores, filósofos y ensayistas españoles del siglo XX. Figura clave de la llamada Generación del 98, su obra abarca poesía, novela, teatro y reflexión filosófica, siempre impregnada de una inquietud existencial profunda. La lucha entre la fe y la razón, la inmortalidad del alma, la identidad de España y el conflicto del ser humano consigo mismo son los grandes temas que nutren su legado.
Ricardo Miró – El alma poética de Panamá
domingo, 15 de junio de 2025
El viejo entre las sombras
El cuento: El Viejo, del autor Ricardo Miró transmite una valiosa lección sobre la sabiduría y la prudencia en nuestra vida diaria. A través del personaje del viejo, se nos invita a ser cautelosos en nuestras acciones y en las palabras que expresamos, ya que estas pueden afectar tanto a los demás como a nosotros mismos.
La historia destaca la importancia de pensar antes de actuar o hablar, evitando causar daño o malentendidos. Con un mensaje atemporal, este relato nos recuerda que la prudencia es fundamental para mantener buenas relaciones y vivir con equilibrio.
Venus Maritza Hernández
El viejo
Autor: Ricardo Miró
Yo iba por un ancho camino lleno
de sombra y de paz. Bajo mis plantas, la arena de la senda brillaba como oro en
polvo en aquel maravilloso día de primavera.
En una revuelta del camino vi delante,
sentado sobre una piedra blanca como un altar, a un anciano de barba blanca
como aquella piedra y de ojos azules y profundos como el cielo. Parecía un
sacerdote de los antiguos tiempos, en oración.
—-Buenos días, buen hombre —le dije al pasar.
Buenas tardes, joven—- me
respondió el anciano.
Y me detuve, sorprendido. Lo miré,
luego miré al cielo y vi que, en efecto, el crepúsculo se apagaba en el Océano.
Yo no hab(a advertido que el día tocaba a su fin.
—Qué llevas en la mano?— me preguntó el viejo. —Es acaso
una
—No buen hombre: es mi
corazón. . .
—Haces mal, y si no lo guardas, se te
deshojará en el camino. Ahora bien: como has tenido virtud para sacártelo del
pecho, la tendrás para llevarlo en adelante entre tu cabeza. . . - -Señor: vos
no sois honrado. . .
—Veo que eres sincero, joven.
—Señor, mi lengua no puede desobedecer
lo que mi corazón le manda.
—Haces mal, joven, La sinceridad es la peor de las impertinencias. Si tu superior te pide su aprobación a cualquiera de sus actos, apruébalo, porque si te permites opinar te odiará y te perseguirá. Límpiate los dientes aunque no hayas comido, porque si le pides un duro a un amigo diciéndole que tienes hambre, no te lo dará y te despreciará.
Si quieres a una mujer, no le confieses nunca que sólo tienes un pan que compartirás con ella, porque se reirá de ti' y se irá con los que le ofrezcan diamantes y no le den luego ni el pan que tú le ofreciste.
Si la mujer de tu
amigo le es infiel y todos lo burlan, no se lo digas, porque te llamará
calumniador y te matará para lavar la honra de su mujer. Si.
--Señor, pero eso es
horrible.
-Es la verdad. Conque si quieres
ser feliz, lleva el corazón en la cabeza y la mentira en los labios.
Conclusión
El protagonista, el soñante, despierta lentamente. Lo vivido pudo ser un sueño o tal vez un viaje astral, pero emerge con un punzante dolor de cabeza y las palabras del viejo resonando en su mente: “con el corazón en la cabeza y la mentira en los labios.” Siente en lo profundo la urgencia de seguir ese consejo, comprendiendo que la verdad y la prudencia deben ser las luces que guíen su camino.
Venus Maritza Hernández