Máximo Gorki, cuyo verdadero nombre era Alexéi Maksímovich Peshkóv, nació el 28 de marzo de 1868 en Nizhni Nóvgorod, entonces parte del Imperio Ruso. Su vida y obra se convirtieron en símbolos de la lucha social y literaria de Rusia a finales del siglo XIX y comienzos del XX, reflejando con crudeza las condiciones de vida de los más desfavorecidos y las injusticias que marcaban su época.
Desde muy joven, Gorki enfrentó la adversidad. Quedó huérfano de padre y madre siendo un niño, y tuvo que sobrevivir en un ambiente de pobreza y dureza, lo que le forjó un carácter fuerte y una mirada crítica sobre la sociedad. La educación formal fue escasa en su infancia, pero su curiosidad y hambre de conocimiento lo llevaron a ser autodidacta, devorando libros y desarrollando una voz literaria única.
Adoptó el seudónimo “Máximo Gorki” (“Gorki” significa “amargo” en ruso) para reflejar el sabor a veces duro y amargo de su realidad y sus escritos. A través de sus novelas, cuentos y ensayos, Gorki se convirtió en un cronista apasionado de las miserias humanas, pero también en un defensor del cambio social y la justicia. Su obra se encuadra dentro del realismo social, un movimiento literario comprometido con describir y analizar las condiciones sociales desde la perspectiva de los oprimidos.
Entre sus trabajos más reconocidos están la trilogía autobiográfica que incluye Infancia (1913), En los alrededores de Moscú (1914) y Mis universidades (1923), donde relata su dura niñez, adolescencia y juventud, marcadas por la pobreza y el aprendizaje autodidacta. Estas obras no solo muestran su talento literario, sino también su profundo compromiso con la representación fiel de la vida del pueblo ruso.
Gorki también fue un activo militante político. Participó en los círculos socialistas y revolucionarios que precedieron a la Revolución Rusa de 1917. Aunque tuvo una relación ambivalente con el régimen soviético posterior, inicialmente apoyó los ideales revolucionarios y su obra fue celebrada como una expresión artística y política alineada con el proletariado. Sin embargo, su independencia de pensamiento le valió tanto admiradores como detractores, y en varias ocasiones debió exiliarse para evitar la persecución.
Su importancia trascendió la literatura. Fue un puente entre la cultura rusa y la europea, y su influencia se sintió en diversos ámbitos intelectuales y políticos. Fundó y dirigió publicaciones, fomentó la creación literaria comprometida y promovió la educación popular. Además, su estilo directo, lleno de pasión y realismo, marcó un antes y un después en la literatura rusa y mundial.
Máximo Gorki falleció el 18 de junio de 1936 en Moscú, dejando un legado que sigue vigente. Su obra no solo es un testimonio de las luchas sociales y culturales de su tiempo, sino también una invitación a reflexionar sobre la condición humana y la necesidad de justicia social.
Cuentos
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