lunes, 16 de junio de 2025

Miguel de Unamuno: el pensador de la duda y la palabra viva

 

Retrato de Miguel de Unamuno, escritor y filósofo español del siglo XX, miembro de la Generación del 98.















Miguel de Unamuno fue uno de los más influyentes escritores, filósofos y ensayistas españoles del siglo XX. Figura clave de la llamada Generación del 98, su obra abarca poesía, novela, teatro y reflexión filosófica, siempre impregnada de una inquietud existencial profunda. La lucha entre la fe y la razón, la inmortalidad del alma, la identidad de España y el conflicto del ser humano consigo mismo son los grandes temas que nutren su legado.



Primeros años y formación

Miguel de Unamuno y Jugo nació el 29 de septiembre de 1864 en Bilbao, ciudad en la que transcurrió su infancia marcada por la religiosidad y la experiencia del Sitio de Bilbao durante la Tercera Guerra Carlista. Quedó huérfano de padre a los seis años, lo que reforzó su vínculo con su madre y lo condujo a una temprana madurez emocional.

En 1880 ingresó a la Universidad Central de Madrid, donde se licenció en Filosofía y Letras en 1884. Su tesis doctoral se centró en la lengua vasca. Desde entonces, se convirtió en un incansable lector de autores como Kant, Hegel, Kierkegaard, Darwin y Nietzsche, cuyas ideas moldearían su pensamiento crítico y su estilo inconfundible.


El filósofo y ensayista de la existencia

Uno de los ejes de la obra de Unamuno es la angustia ante la muerte y la búsqueda de la inmortalidad del alma. A través de ensayos como Del sentimiento trágico de la vida (1913) y La agonía del cristianismo (1925), plantea una visión del ser humano desgarrado entre la razón y la fe. Para él, no hay respuestas definitivas: solo preguntas fundamentales que acompañan al hombre hasta su final.

Su estilo ensayístico es directo, apasionado, casi conversacional. Escribía como quien dialoga con su conciencia o desafía al lector, sin ocultar sus dudas ni sus contradicciones. Esa sinceridad radical es una de sus marcas más reconocibles.


Rector de Salamanca y su compromiso con España

En 1891, Unamuno fue nombrado catedrático de Griego en la Universidad de Salamanca, y más tarde, rector en varias ocasiones. Desde allí, se convirtió en una voz crítica de la realidad española. Su amor por España era profundo, pero también doliente: veía en ella una nación dormida, incapaz de renovarse. Este sentimiento se refleja en su obra ensayística y política, en libros como En torno al casticismo (1895), donde examina el alma de España desde una óptica regeneracionista.

Fue destituido y exiliado por su oposición al régimen de Miguel Primo de Rivera. Vivió en Fuerteventura y luego en Francia, hasta que regresó a España en 1930. Su postura política fue compleja: criticó tanto a la dictadura como a los excesos de la Segunda República. Su independencia de pensamiento le valió tanto admiradores como detractores.


El novelista de la intrahistoria

Aunque no se consideraba novelista en el sentido tradicional, escribió obras de gran valor literario, a las que llamó "nivolas", un término inventado por él para diferenciarlas de la novela realista. En ellas, lo psicológico y lo filosófico pesan más que la trama.

Entre sus novelas destacan:

  • Niebla (1914): protagonizada por Augusto Pérez, quien llega a enfrentarse al propio autor en un juego literario y metafísico sin precedentes.

  • Abel Sánchez (1917): una exploración del odio, la envidia y la lucha interior, a partir del relato bíblico de Caín y Abel.

  • San Manuel Bueno, mártir (1930): considerada una de sus obras maestras, muestra el drama de un sacerdote que ha perdido la fe, pero sigue sosteniendo la esperanza de sus feligreses.

Unamuno no escribía para distraer, sino para despertar. Sus personajes están al borde del abismo, luchando por encontrar sentido en un mundo donde Dios parece guardar silencio.


El poeta del alma en combate

Menos conocido como poeta, Unamuno dejó una obra lírica intensa y personal. Sus versos, recogidos en libros como El Cristo de Velázquez (1920) o Romancero del destierro (1928), son hondamente religiosos, pero no dogmáticos. En ellos se transparenta su fe herida, su lucha espiritual constante, su deseo de eternidad.


Últimos años y muerte

Tras la llegada de Franco al poder en 1936, Unamuno fue nuevamente apartado del rectorado de Salamanca. El 12 de octubre de ese año, protagonizó un célebre enfrentamiento con el general Millán-Astray durante el Día de la Raza, en un acto en el que denunció el odio y el fanatismo. La frase atribuida a Unamuno, “venceréis, pero no convenceréis”, quedó grabada como un símbolo de la resistencia intelectual frente al totalitarismo.

Miguel de Unamuno falleció el 31 de diciembre de 1936, en Salamanca, en medio de la Guerra Civil Española. Murió solo, aislado, pero fiel a su conciencia.


Legado

El pensamiento y la obra de Unamuno siguen vivos porque se dirigen al núcleo mismo del ser humano. Su lucha por la verdad interior, su angustia ante el silencio de Dios y su amor atormentado por España lo convierten en un autor universal.

Unamuno no fue un pensador sistemático ni un filósofo académico, pero su forma de razonar, vibrante y contradictoria, influyó en generaciones posteriores. Hoy, su figura representa el valor de la palabra como instrumento de reflexión, libertad y resistencia.


Frases célebres de Miguel de Unamuno

  • “Solo el que intenta lo absurdo es capaz de conquistar lo imposible.”

  • “La fe que no duda es fe muerta.”

  • “El que tiene fe en sí mismo no necesita que los demás crean en él.”

  • “Procuremos más ser padres de nuestro porvenir que hijos de nuestro pasado.”


Conclusión

Miguel de Unamuno fue un faro intelectual en tiempos oscuros, un autor que incomodó y estremeció con sus ideas, pero también conmovió con su humanidad profunda. Su voz aún resuena en los que se atreven a pensar, a dudar y a buscar sentido más allá de las apariencias. Leerlo hoy es reencontrarse con uno de los grandes espíritus libres de la literatura española.

Cuentos

Ver con los ojos

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu comentario.